Europa, ¿hacia una Federación? (I): El equilibrio de poder
La crisis ha servido más que nunca para evidenciar lo que estaba latente: no hay un enemigo exterior que impide el avance de Europa, no hay un ataque por parte de otras potencias, sino simple y llanamente un problema de confianza en el seno de Europa. Así, los europeos marchan de la mano de sus gobiernos inconscientes de que las “ayudas” a otros países no son más que préstamos, de los cuales se saca un rédito, para poder sostener sus propios sistemas bancarios. La especulación de la deuda nacional de países europeas no viene motivada por países extranjeros, sino que son europeos mismos quienes especulan para aumentar sus beneficios.